Los huertos urbanos representan una alternativa sostenible frente a la situación de vulnerabilidad en determinadas zonas urbanas. Con su implementación, las personas y las empresas también generan diversos beneficios para el ambiente y su calidad de vida.

El acceso a alimentos frescos es un problema importante para millones de personas en el planeta. Según el informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2022, elaborado por la FAO, casi 131 millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable en América Latina y el Caribe. Esto a consecuencia de que, en la actualidad, la región tiene el costo más alto en dicho aspecto en comparación con el resto del mundo.

La situación representa un desafío específico en las ciudades, donde esto tipo de alimento suele ser más caros y acabarse rápidamente, pues requieren gastos en transporte más grandes y tienen una vida útil más corta. Sin embargo, gracias a una mayor conciencia por parte de ciudadanos en establecer cambios significativos en sus hábitos de consumo, y de empresas relacionadas a la industria alimentaria en mejorar sus procesos, existen formas más sostenibles de acercar la producción de alimentos a las comunidades.

Una alternativa ideal para alcanzar este propósito son los huertos urbanos. A través de su creación, las personas están transformando espacios vacíos en zonas de cultivo a pequeña escala. De esta forma, garantizan su autoabastecimiento continuo, pues, con la dedicación adecuada, esta solución representa una oportunidad para disponer de una cosecha permanente. Asimismo, generan beneficios que van más allá de la seguridad alimentaria.

La preocupación por un estilo de vida más saludable ha llevado a las personas a conseguir alimentos frescos y nutritivos, que los huertos urbanos pueden proporcionar de forma inmediata.

Aprovechando las superficies duras

En los entornos urbanos, la siembra de huertos puede llevarse a cabo a través de diversas acciones. Una de las formas más sofisticadas es la integración de cubiertas vegetales destinadas al cultivo de plantas que pueden agregarse directamente a la preparación de comidas, como hierbas o plantas aromáticas.

Esta solución se conoce como huerto urbano. La misma aprovecha las superficies duras de casas y edificios para colocar una estructura que permita el crecimiento de especies útiles en la cocina. Debido a su adaptabilidad y tamaño compacto, son ideales para la cosecha de especies como menta, romero, culantro, entre otros.

Los huertos urbanos se instalan en techos y paredes mediante la implementación de técnicas de agricultura vertical y jardinería sobre estructuras impermeables. En el caso de los techos, se instalan sistemas de cultivo especialmente diseñados para soportar plantas. Estos techos verdes, además, aprovechan un espacio generalmente infrautilizado, proporcionan aislamiento térmico y absorben el agua de lluvia, contribuyendo a la gestión de aguas pluviales.

Por otro lado, los huertos urbanos pueden instalarse en jardines verticales mediante el uso de paneles de cultivo que utilizan un sistema hidropónico, lo que permite el cultivo de plantas en estructuras que pueden ser modulares fijos, móviles o incluso portátiles. Esta estrategia de agricultura vertical también optimiza el espacio en interiores de casas y departamentos, reduce el ruido y genera mayor confort para los ocupantes del lugar donde se instale.

La combinación de prácticas sostenibles y la planificación cuidadosa permiten a los huertos urbanos ser una fuente constante de plantas para consumo.

Beneficios de implementar huertos en las ciudades

La creación de huertos urbanos representa una buena oportunidad para contribuir a la seguridad alimentaria en las ciudades. Denisse Ikeda, directora de Ingeniería y Medio Ambiente de Gania, explica que esta es una alternativa accesible para todos. “Dado que nos estamos quedando sin tierras y nuestra agricultura viene con más pesticidas, hay que ser autosuficiente en la producción. Los huertos urbanos suelen ser las soluciones del día a día. Cualquier persona puede cultivar desde las hortalizas hasta árboles frutales, porque hoy puedes tener limón en una maceta”, aseveró.

En tal sentido, puede ser una solución alimentaria moderna y sostenible para las zonas vulnerables de las ciudades en tanto se piense como un medio de cosecha permanente. Para ello, es necesario realizar un manejo concienzudo de esta actividad y ejercer prácticas de agricultura continua. Con la planificación y capacitación adecuada, además de la implementación de tecnología que garantice la eficiencia del riego, los huertos urbanos abren la posibilidad de garantizar la disponibilidad constante de alimentos a lo largo del tiempo.

En materia de salud, al fomentar una alimentación más saludable, los huertos urbanos ayudan a reducir las tasas de obesidad y enfermedades relacionadas con la dieta. Además, la actividad física involucrada en la jardinería y el mantenimiento de los huertos promueve un estilo de vida más activo, contribuyendo a la salud cardiovascular y el bienestar físico en general. De hecho, un estudio publicado en la revista The Lancet Planetary Health ha evidenciado que cultivar un huerto puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer.

Estos espacios verdes también brindan beneficios para la salud mental al ofrecer un entorno relajante y terapéutico que reduce el estrés y mejora la calidad de vida. En el caso de las personas mayores, por ejemplo, el trabajo en un huerto urbano les brinda la posibilidad de conectarse con la naturaleza y reducir el estrés y la ansiedad.

Del mismo modo, los huertos urbanos generan beneficios para la economía personal y familiar. Dado que proporcionan acceso directo a alimentos frescos, reduce la compra de estos mismos productos en el mercado local, que generalmente se ofertan a un mayor precio. Así, los ciudadanos logran reducir su presupuesto destinado a la canasta básica. En el ámbito empresarial, también reducen los costos. Esto ocurre notoriamente en el sector de restaurantes, que minimiza la necesidad de adquirir ingredientes que a menudo se desperdician al perecer.

Otro de sus beneficios es que contribuyen a crear comunidades más fuertes y conectadas, ya que suelen fomentar la interacción entre los residentes de un edificio, convirtiéndose en lugares de encuentro y colaboración. Esta característica puede aprovecharse en organizaciones y entidades relacionadas al sector agro y ambientalista, ya que actúan como centros de educación y concienciación sobre la agricultura y la sostenibilidad.

Finalmente, vale resaltar la contribución que generan los huertos al cuidado del medio ambiente. No solo son un elemento efectivo para promover la calidad del aire, la biodiversidad y la gestión de recursos naturales en entornos urbanos, también funcionan como agentes reductores de la huella de carbono, pues disminuyen la necesidad de transporte de alimentos a larga distancia.

Los huertos urbanos representan una solución importante para abordar una serie de desafíos en las ciudades. Es clave que la preocupación por la sostenibilidad también se extienda a la producción de alimentos, pues la forma en que producimos, procesamos y distribuimos alimentos tiene un impacto en nuestro estilo de vida y en la perspectiva que tiene este proceso en el mundo. Pensar en implementar este tipo de soluciones contribuye a la creación de sociedades más resilientes, autónomas y conscientes del futuro.