Las zonas urbanas del Perú representan un desafío para el medio ambiente dado sus altos niveles de contaminación y la falta de áreas verdes. En ese contexto, distintos actores sociales han impulsado iniciativas innovadoras para contrarrestar esta problemática y lograr ciudades más sostenibles.

En el Perú, a pesar de que la mayoría de la población nacional reside en el área urbana —82.6 % según el último registro del INEI— la calidad ambiental en las ciudades está lejos de ser adecuada para sus habitantes. Solo en marzo de este año, un reporte de la organización suiza IQAir reveló que San Juan de Lurigancho, en Lima, era el distrito con el aire más contaminado de Latinoamérica en 2022, e incluía a Vitarte, Santa Anita, Carabayllo y Villa María del Triunfo dentro de las ocho primeras ciudades con esta característica en la región.

Esta situación cobra mayor relevancia si consideramos que, al 2020, Lima mantenía un déficit de áreas verdes de 56 millones de m2, según el Inventario de Áreas Verdes de la Municipalidad Metropolitana de Lima. El panorama es más complicado si se toma en cuenta la disposición de la OMS para salvaguardar la sostenibilidad en estos espacios: 9 metros cuadrados de espacio verde por habitante. En nuestro país, apenas 3 ciudades superan los 3 metros cuadrados de espacio verde: Lima, Arequipa y Tacna.

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En esa línea, distintos actores sociales han implementado acciones para hacer frente a esta realidad, incluyendo alternativas innovadoras que se ajustan a las estructuras propias de las ciudades. El Estado, por ejemplo, destinó S/ 31.9 millones a través del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) para financiar proyectos de conservación ambiental y creó Huella de Carbono Perú, una herramienta del Minam para medir los esfuerzos de las organizaciones públicas y privadas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por otro lado, diversas municipalidades han emprendido programas para incentivar la construcción de techos verdes entre los vecinos desde el 2012. Ello implica la instalación de un sistema de capas que incorpora el uso de vegetación sobre cubiertas de techos o azoteas. Así, los distritos limeños de San Borja, San Miguel, La Molina y Miraflores cuentan con ordenanzas que impulsan la construcción de jardines y biohuertos, otorgamiento de beneficios municipales o la exigencia de un porcentaje de áreas verdes en dichos espacios.

Otra de las medidas que vienen impulsando los gobiernos municipales es el riego tecnificado, una práctica que permite aplicar el recurso hídrico de forma localizada, continua, eficiente y de manera oportuna en los sembríos. Si bien el Estado continúa priorizando su implementación en la actividad agrícola para potenciar su productividad, distritos como San Isidro utilizan esta tecnología como parte de su plan de contingencia para la recuperación de áreas verdes en las plazas, jardines y bermas.

Para Denisse Ikeda, directora de Ingeniería y Media Ambiente de Gania, empresa dedicada a la asesoría, diseño, implementación y mantenimiento de cubiertas vegetales, esto responde a que las alternativas mencionadas ofrecen mejoras considerables respecto a los sistemas tradicionales en dicho campo: “Lo mejor que le puedes hacer al planeta es tener riego tecnificado porque reduce el consumo de agua. Por otro lado, al implementar jardines en techos grises o azoteas se puede reducir las islas de calor, ayuda a limpiar la calidad del aire y mejora el medio ambiente”, explicó.

El sector privado también ha optado por iniciativas respecto al cuidado del medio ambiente de cara a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para la agenda 2030. Acciones en línea con la reducción del consumo de energía, papel y agua y la promoción de la movilidad sostenible y comercialización de productos elaborados con materiales ecoamigables son algunas de las que vienen desarrollando diversas empresas a nivel general.

Pero en el caso específico del cuidado ambiental de las ciudades, las organizaciones privadas han optado por implementar soluciones de arquitectura sostenible, como la instalación de jardines verticales, opciones de paisajismo para los inmuebles, desarrollo de huertos urbanos, entre otros.

Más allá de las iniciativas voluntarias para el cuidado del medio ambiente que impulsan regularmente las asociaciones civiles, como la plantación de árboles o la limpieza de playas, la sociedad civil también se está inclinando a darle más espacio a las áreas verdes en los espacios físicos de sus hogares. La ambientación de terrazas, paredes y techos con plantas o la decoración con macetas son acciones que han cobrado tendencia en el mundo desde la pandemia, en que los elementos naturales se convirtieron en aspectos clave para crear ambientes más agradables.

Fuera de las zonas urbanas más desarrolladas de la ciudad, las prácticas sostenibles a partir de la inclusión de estas áreas van más allá de los fines decorativos. Es el caso de la comunidad de Eliseo Collazos, ubicada en Lomas de Zapallal en el distrito de Puente Piedra. A pesar de encontrarse en una zona desértica de Lima y contar con recursos limitados, desde el 2013 medio centenar de familias residentes sembraron plantas ornamentales y comestibles junto a sus casas e impulsaron un proyecto para crear “jardines saludables”.

Los impactos de iniciativas como esta repercuten incluso en la salud pública, pues mejoran la percepción de bienestar y brindan alternativas para mejorar la nutrición al permitir la producción de frutos para el consumo familiar. En esta comunidad en particular, el proyecto fue posible gracias a que se sostuvo en un equipo de diseñadores paisajistas y especialistas, lo que evidencia que propuestas de valor como estas resultan clave para brindar más opciones de sostenibilidad que beneficien a los ciudadanos.

El futuro verde en la ciudad de Lima

Si bien las iniciativas en el Perú, principalmente en Lima, son tendencias impulsadas por los actores sociales orientadas a reducir el nivel de gases de efecto invernadero alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también están ligadas a una mayor conciencia ambiental de parte de los ciudadanos, que se preocupan por mejorar su estándar de vida mejorando sus jardines, decorando sus ambientes con plantas, entre otras prácticas.

Lima es una ciudad ubicada en un desierto, con problemas como la escasez de agua, la mala calidad del aire y el rápido crecimiento poblacional, por lo que es conveniente que esta tendencia crezca, pues ayuda a construir una ciudad sustentable, con calidad de vida para sus habitantes y capaz de atender las necesidades de las generaciones futuras. En ese sentido, soluciones como las que ofrece Gania son una alternativa innovadora para generar mayores beneficios.

“Gania tiene solución para cada necesidad de las personas. Nosotros ayudamos al cliente desde la selección de las plantas hasta el desarrollo integral de proyectos de techos verdes, paisajismo y riego para generar espacios verdes sostenibles y, sobre todo, seguros”, precisó Ikeda.

Entre los aportes que estos servicios pueden brindar a la ciudad de Lima se encuentran los siguientes:

• Reducción del consumo de agua: Los techos verdes pueden ayudar a reducir el consumo de agua al capturar el agua de lluvia y almacenarla para su uso posterior. Esto puede ayudar a aliviar la presión sobre los recursos hídricos de la ciudad.
• Mejora de la calidad del aire: Dado que plantas absorben el dióxido de carbono y liberan oxígeno, los jardines verticales puede mejorar la salud de los habitantes y reducir la cantidad de enfermedades respiratorias.
• Creación de espacios más atractivos y habitables: La modificación del aspecto visible de un terreno con opciones de paisajismo puede mejorar la calidad de vida y que Lima sea más agradable para vivir.

Además de estos beneficios, estas soluciones también pueden ayudar a reducir el efecto de isla de calor, mejorar la biodiversidad y proporcionar un hábitat para la vida silvestre. Ello responde al enfoque que mantiene la empresa en relación con la sostenibilidad ambiental.

“Tenemos como objetivo aumentar las áreas verdes en la ciudad, utilizando las azoteas grises para convertirlas en espacios verdes útiles y de integración. Además, buscamos desarrollar proyectos de paisajismo sostenibles, donde prime la selección de plantas de menos consumo de agua, bajos cuidados, resistentes según los espacios y sobre todo, que pueda hacer una sinergia de armonía  y sostenibilidad que le permita a las personas disfrutar de sus jardines”, afirmó la también ingeniera.

Los problemas que enfrenta el cuidado del medio ambiente en el Perú son una tarea pendiente, y esto es algo que se evidencia en las ciudades del país y en la calidad de vida de los habitantes. Hacia la estrategia integral de desarrollo urbano sostenible, los distintos agentes están recurriendo a la innovación, a sus nuevos talentos creativos y adaptar la tecnología como instrumento de desarrollo ambiental. En ese sentido, las propuestas de valor como las de Gania resultan beneficiosas para el país.

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